Mantener nuestro automóvil en óptimas condiciones es una de las medidas más importantes a la hora de aseverar que estamos seguros en la vía. Dentro de ese mantenimiento, solemos olvidar un punto supremamente importante: las luces del carro.
Hacerles un chequeo periódico y supervisar que estén funcionando es fundamental tanto para nuestra seguridad como para la de los demás, así que es necesario estar atentos a ciertos detalles. Estos son algunas medidas que pueden tomarse:
Pulir constantemente las luces del carro es una tarea necesaria, debido a que escombros y objetos en la calle pueden rayarlas. Como cualquier otra parte del carro, las luces requieren ser limpiadas con regularidad para asegurar su buen funcionamiento.
Inspeccionar y reemplazar partes dañadas puede resultar una tarea ardua, pero si se revisan las luces del carro al final de cada semana para llevar un control y prever que no tengan ninguna falla que necesite arreglarse (o arreglando inmediatamente la que exista) puede bastar.
Aunque no son muy comunes actualmente, evitar los autolavados automáticos es recomendado debido a que, al funcionar mecánicamente, no existe ningún tipo de control humano sobre el cuidado del vehículo. Suelen ser rápidos y ahorrar tiempo, pero también pueden rayar o dañar las luces del carro.
Otra de las prácticas a evitar son las modificaciones personalizadas, ya que las piezas se vuelven cada vez más escasas y podrían ser más difíciles de reemplazar si han sido particularizadas y no funcionan las de fábrica.
Todos hemos pasado por la desdicha de llevar a un carro a hacerse mantenimiento y regresar con más problemas de los que había en primer lugar, creando la percepción de que es mejor mantenerse ignorante de estos problemas menores. Sin embargo, lo único que se necesita para resolver estos problemas es una comunicación directa y honesta con el taller de preferencia, especialmente al arreglar algo delicado como las luces del carro, debido a que esto va a afectar directamente la calidad del trabajo automotriz y puede darnos la confianza de que, si mandamos el carro a reparar, el problema será solucionado.